El IEE presenta el informe de coyuntura económica ‘Por la dinámica económica, contra el populismo’
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El IEE ha presentado su informe de coyuntura económica “Por la dinámica económica, contra el populismo”, en el que señala que España sigue en proceso de recuperación.
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La perspectiva de crecimiento para la economía española para 2015 es del 3,2%.
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Para alimentar y potenciar la recuperación económica es imprescindible continuar con el proceso de consolidación fiscal y de reformas.
Madrid, 29 de junio de 2015. El Instituto de Estudios Económicos ha presentado su informe de Coyuntura Económica, número 62, elaborado a partir de las conclusiones obtenidas tras la reunión celebrada con destacados economistas el pasado 27 de mayo. En el acto han intervenido José Luis Feito, Presidente del IEE, y Joaquín Trigo, Director General de dicha institución, para analizar la evolución económica en el Informe titulado “Por la dinámica económica, contra el populismo”. España se ha convertido en una de las economías más dinámicas de la eurozona, con un crecimiento del 0,9% en el segundo trimestre y de al menos el 1% en el tercero. Las previsiones de la economía española están siendo continuamente revisadas al alza. Esto obedece a que sobre la economía actúan una serie de impulsos extraordinarios que se suman al efecto de las reformas económicas efectuadas y a la fase del ciclo en la que nos encontramos: caída de los tipos de interés, bajada del precio del petróleo, rebaja de los impuestos, devolución de la paga extraordinaria a los empleados públicos y aumento de la obra pública por el ciclo electoral. Según el IEE, el PIB crecerá alrededor del 3,2% en 2015 y para 2016 se estima un crecimiento más moderado, de un 2,9%, siempre y cuando los mercados internacionales se ajusten sin grandes tensiones a la retirada de la política monetaria expansiva de Estados Unidos y en España no se produzcan acontecimientos que hagan dudar de nuestra solvencia o de la continuación del proceso de crecimiento económico. Para mantener e impulsar la recuperación, es necesario, en primer lugar, preservar la competitividad en costes y, en segundo lugar, que aumente la tasa de ahorro de la economía, ya que de otro modo el aumento de la inversión solo podría realizarse mediante un mayor endeudamiento frente al exterior. Por otra parte, para que aumente la tasa de ahorro es imprescindible que la correspondiente al sector público, que ahora es negativa, cambie de signo, de modo que las AA.PP. comiencen a realizar una aportación positiva al ahorro nacional, y esto requiere, en consecuencia, continuar con la consolidación presupuestaria. La previsión de aumento del empleo se estima en un 3,4% para 2015 y en un 3% para el siguiente ejercicio, lo que supone un incremento de 568.800 empleos y 518.100 equivalentes a tiempo completo, respectivamente. Con ello, la tasa de paro media anual será del 22% y del 20%, respectivamente, en dichos ejercicios. El marco de las relaciones laborales debe seguir avanzando en tres ámbitos: la reducción de la excesiva judicialización y de la inseguridad aparejada a los procedimientos de despido colectivo; la disminución de los costes no salariales para los empresarios que dificultan la contratación, específicamente las cotizaciones sociales; y la reducción de la brecha entre las necesidades empresariales y la oferta educativa. Hemos de ser muy cautelosos, para mantener nuestra competitividad exterior, con el diferencial de inflación con respecto al resto de los países de la eurozona. Es decir, tenemos que ser muy cuidadosos con la evolución de nuestro tipo de cambio real. Uno de los grandes problemas a los que se ha enfrentado la economía española durante la primera década tras la adopción del euro como nuestra divisa ha sido, precisamente, la pérdida de competitividad exterior derivada de un diferencial positivo de inflación. Ya entrada la crisis, la pérdida de competitividad-precio de la economía española, que fue notable, junto la reorientación de factores productivos hacia sectores de baja productividad y poco abiertos a la competencia internacional significa el empeoramiento de nuestra balanza por cuenta corriente que, a la larga, ha provocado que nuestra posición de inversión internacional neta sea muy deficitaria. Sin embargo, España, en la actualidad, gracias a los ajustes y a las reformas efectuadas, tiene capacidad para crecer de forma sostenida por encima de su tasa de crecimiento potencial sin que se generen tensiones en la balanza de pagos. Esta circunstancia tiene que ser aprovechada para seguir reduciendo la deuda externa de nuestra economía. Y en este proceso es fundamental que mantengamos una política de moderación salarial. Hay que seguir por la senda de la consolidación fiscal En los últimos años se han venido dando una serie de pasos en la dirección correcta para garantizar que los efectos de la política económica y, en particular, la política fiscal, distorsionen lo menos posible las decisiones de los distintos agentes económicos, y que tengan un efecto lo menos adverso posible sobre el conjunto de la economía. Entre ellos, la Ley Orgánica de Estabilidad Presupuestaria y Sostenibilidad Financiera, que tiene como línea maestra limitar la capacidad de incurrir en déficits estructurales y la capacidad de endeudamiento de todas las Administraciones Públicas. En este sentido, ni los mercados ni las autoridades económicas europeas permitirán que la política económica española abandone la senda de la consolidación fiscal y el proceso reformista. En la Actualización del Programa de Estabilidad del Reino de España 2015-2018, se establece una estrategia de reducción del déficit público que, de aplicarse, haría que España cumpliera con el límite del Pacto de Estabilidad y Crecimiento en el año 2016. La AIReF recomienda revisar la financiación correspondiente a los distintos niveles de las AA.PP. con la finalidad de que se adecúen los recursos a las responsabilidades de prestación de bienes y servicios públicos establecidos para cada uno, de acuerdo con el reparto competencial vigente. Además, se sigue avanzando en la implantación de las propuestas de la CORA. La apertura de la competencia en el sector de las profesiones liberales a escala europea sería otra oportunidad para la economía española. Este tipo de medidas permitiría ofrecer a los consumidores servicios más competitivos, de mejor calidad y en condiciones ventajosas, pero además haría realmente efectiva la existencia de un mercado único de factores. A su vez, la firma del TTIP, todavía en proceso de negociación entre Estados Unidos y la Unión Europea, va a suponer un impacto positivo sobre la producción y el empleo de las dos áreas económicas, con especial incidencia en algunas economías de la Unión, entre las que se encuentra la española. En definitiva, según el Presidente del IEE “no hay margen para populismos económicos, ni la economía de España se lo puede permitir, ni nuestros socios europeos nos dejarían hacerlo”. Ver galería