El Producto Interior Bruto disminuyó un 5,2% en el primer trimestre de 2020 con respecto el periodo anterior. En términos anuales esta reducción sitúa a la tasa de variación en el -4,1%, esto es casi una caída de aproximadamente seis puntos porcentuales con respecto el crecimiento medio registrado en 2019. De igual forma, si anualizamos la tasa intertrimestral registrada durante el primer trimestre obtendríamos una variación anual del -22,5%. Esta contracción se produjo prácticamente en su totalidad por la disminución de la demanda nacional (-5,1%) afectada por la caída de la inversión (-5,8%) y, en especial, por la del consumo de las familias (-8,2%). En cuanto al sector exterior, la minoración de las exportaciones (-8,4%) se vio afectada por la contracción de la de los bienes (-6,5%), pero muy especialmente por la de los servicios (-12,3%). Se ha de destacar que en esta última partida el gasto en consumo de los no residentes, disminuyó (-18,6%), asociado al impacto de la crisis sanitaria sobre el sector del turismo.
El impacto de la crisis sanitaria sobre la economía española se detecta solo parcialmente a través de esta información, puesto que existen dificultades de estimación del PIB. Su evolución en este primer trimestre ha quedado muy vinculada a la del empleo, en particular, a la del número de horas de trabajo efectivamente realizadas, que han registrado caídas del entorno del 4,5%. No obstante, aunque solo se atisba el impacto inicial de la crisis, se puede comprobar por los registros de la demanda y de la oferta, que su especial intensidad se verá acrecentada en el segundo y tercer trimestre de año. Si lo comparamos a nivel europeo, vemos que las caídas de la actividad han sido de similar cuantía a la de otras economías europeas, Alemania (-4,2%), Francia (-5,8%) e Italia (-5,0%).
Por sectores de actividad, destaca la contracción de la actividad, con respecto el periodo precedente, en aquellos sectores que se han visto más expuestos al impacto de la crisis sanitaria como los servicios de comercio, transporte y hostelería (-10,9%); actividades profesionales, científicas y técnicas (-8,0%) y actividades artísticas, recreativas y otros servicios (-11,2%). Se ha de resaltar, asimismo, la reducción de la actividad que se ha afectado al sector de la construcción (-8,1%) que viene complementada por una caída de la demanda de inversión en vivienda del 12,3% en el mismo periodo.
El empleo ha mantenido una tendencia similar a los resultados recogidos en otras fuentes y registros estadísticos como son la EPA y la Seguridad Social. Se contrae en términos similares a los registrados el martes por la EPA. La caída del empleo, medida en términos de ocupados a tiempo completo ha sido del 1,9% intertrimestral, con lo que su tasa de variación en términos anuales se sitúa en el -0,6%, estos son, 102 mil empleos menos a tiempo completo que hace un año. En este sentido, se destacaría el comportamiento marcadamente pro cíclico de la productividad en esta crisis que en términos interanuales caería un -3,6%, siendo éste un comportamiento no observable de forma regular para la economía española o no, al menos con esta intensidad. Por ello, es previsible que los efectos de la crisis sobre la actividad tengan una mayor repercusión sobre el mercado de trabajo que lo que apunta la estimación de la ocupación a tiempo completo. Por este motivo, para observar con mayor precisión los efectos de la crisis sobre el mercado de trabajo se ha de analizar la caída del número de horas efectivamente trabajadas que caen con respecto al trimestre anterior un 5,0%, situando su tasa interanual en el -5,6%, esto es una caída similar a la que se ha estimado para la actividad.
Por último, se ha de destacar la caída de las rentas empresariales en términos anuales (-9,3%) y, sobre todo, el aumento de los costes laborales. Esta situación se está trasladando en una presión sobre la competitividad de la economía. El coste laboral unitario (CLU) crece un 5,8% respecto al primer trimestre de 2019. Esta tasa es 4,5 puntos superior a la variación experimentada por el deflactor implícito de la economía (1,3%) por encima del crecimiento del deflactor del PIB.
IPC Adelantado
El avance del IPC de abril aumentó un 0,3% en términos mensuales, por lo que su tasa interanual desciende al -0,7% en el mismo periodo. Esta evolución se encuentra en línea con las estimaciones previas realizadas sobre este indicador, cuya evolución en el último mes se ha visto influenciada por la caída del componente energético y, en particular por el precio del petróleo. Se ha de destacar que, según estimaciones realizadas por el INE, se ha producido un repunte de los precios del Grupo especial bienes COVID-19 que han aumentado sus precios en abril un 3,2% interanual (un punto porcentual más con respecto marzo), por causa del aumento del 4,0% de los precios de los productos de alimentación (1,5pp más que marzo), destacando el repunte del precio de los alimentos frescos 6,9%, esto es, tres puntos porcentuales más que el registro del mes anterior.
Por su parte, los servicios que forman parte del Grupo especial servicios COVID-19 descienden un –1,4% este mes respecto al mes anterior, como consecuencia de la bajada de los precios del gasóleo para calefacción y la electricidad. Esto podría estar indicando, en cierta medida, cambios en el patrón de consumo de los hogares durante esta etapa de la crisis.
Recomendación
Durante la última quincena del mes de marzo comenzaron las restricciones a la actividad como consecuencia del Covid19, por lo que la caída intertrimestral ha sido superior al 5,0%, tendencia que puede continuar cada quincena que se prolongue este parón de la actividad. En este contexto, resulta obligado acelerar la normalización de la actividad lo antes posible, liberando de todas aquellas prohibiciones, cargas y restricciones a la actividad empresarial lo antes posible de tal forma que sea compatible ésta con la gestión de la crisis sanitaria. En la medida que lo permita la gestión de esta crisis del Covid19, se deben reforzar todas las acciones sanitarias como alternativas al confinamiento como son la realización de pruebas de test, provisión y disposición de material de protección higiénico sanitaria y fortalecimiento de la capacidad de atención primaria y hospitalaria del sistema sanitario.