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27/05/2021

La libertad económica y la libertad de empresa

Noticias del IEE
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- La libertad económica es un factor decisivo para la mejora del nivel de vida a través de su incidencia positiva sobre el dinamismo emprendedor, la innovación, la preservación del medio ambiente y la competitividad.

- El aumento de la libertad económica ha sido un factor determinante en el bienestar social, siendo clave para la reducción del desempleo y de la pobreza mundial. Es más, se evidencia que también resulta crítico para la reducción de la economía sumergida.

- En esta última crisis, los países con más libertad económica son los que han tenido un mejor desempeño económico, registrando menos caídas del PIB y facilitando las transformaciones estructurales que anticipan y aseguran la salida de la crisis.

- España tiene un nivel moderado de libertad económica (posición 26 de los 37 países de la OCDE) y relativamente alejado de los países con mejores prácticas de libertad económica (puesto 39 de los 178 países analizados), siendo los peores resultados de las variables de gasto público, libertad de empresa y flexibilidad laboral. Nuestro nivel de libertad económica es inferior en un 4,4% al promedio de la OCDE y menor en un 2,3% a la media de la UE.

- En lo referente a la libertad de empresa, España se encuentra en una posición muy desfavorable dentro de los países desarrollados, con la posición 32 de los 37 países de la OCDE. De hecho, ocupamos el puesto 78 de los 178 países analizados en el informe. Nuestra libertad de empresa es inferior en un orden del 14% con relación a la media de la OCDE. En el marco de la UE, nuestra libertad de empresa es un 9% menor.

- Una de las grandes reformas estructurales pendientes de la economía española es la de promover la libertad económica y la libertad de empresa, como ya están haciendo los países más prósperos del mundo, apostando por prácticas regulatorias más favorables a la empresa y a la iniciativa privada.

Madrid, 27 de mayo de 2021. El presidente y el director general del Instituto de Estudios Económicos, Íñigo Fernández de Mesa y Gregorio Izquierdo, respectivamente, han presentado ‘La libertad de empresa en España. Índice de Libertad Económica 2021’, que señala que un entorno de libertad económica es un elemento clave para el desarrollo y el progreso, favorece economías más abiertas e impulsa la iniciativa privada, que son motores determinantes para la creación de riqueza en los países.

Para medir la libertad económica, la Fundación Heritage, en colaboración con The Wall Street Journal, publica anualmente el Índice de Libertad Económica (ILE), cuya adaptación para España se lleva a cabo por el Instituto de Estudios Económicos. Este índice aproxima el grado de libertad económica del que disfrutan los diferentes países analizados, 178 en la edición de 2021. Desde su primera publicación en 1995 hasta ahora, el aumento de la libertad económica a nivel mundial ha favorecido un crecimiento que ha duplicado el PIB global y ha reducido el porcentaje de personas que viven bajo el umbral de pobreza a la tercera parte, pasando del 34,2% al 9,2%. Así mismo, este índice demuestra que la libertad económica conduce a un mayor crecimiento de la economía. Durante este periodo, los países en los que la libertad económica ha aumentado han crecido, en media anual, un 2,6%, mientras que, aquellos donde se ha reducido la libertad económica, presentan un crecimiento medio del 1,7%.

Pero, además, también hay una estrecha relación entre libertad económica y PIB per cápita. De tal modo que, en las economías donde la libertad económica es muy alta, el PIB per cápita es 10 veces mayor que en aquellas otras donde la libertad económica es baja o muy baja. Además, el informe de la Fundación Heritage también pone de manifiesto relaciones positivas entre libertad económica y dinamismo emprendedor, al igual que con la mayor innovación. Incluso, con otras variables, como el Índice de Desarrollo Humano o con la preservación del medio ambiente.

El Instituto de Estudios Económicos, centrando el análisis en los países que conforman la OCDE, ha establecido una relación clara entre mayor libertad económica y menor economía sumergida (el 8,4% en los países con libertad económica muy alta, frente al 20,9% de promedio en aquellos cuya libertad económica es moderada o baja). Al igual que se puede asociar una mayor libertad económica con menores niveles de tasas de desempleo (el 4,1% en promedio en las economías de libertad económica muy alta frente al 7,9% en las de libertad económica moderada).

España en el ránking

España se sitúa entre los países con libertad económica moderada, en la posición 39 del ranking, alejada de las primeras posiciones y en una situación relativamente baja si se compara con las economías desarrolladas. En este sentido, ocupa la posición 26 de entre los 37 países que componen la OCDE, y en la posición 18 dentro de la UE, y está muy alejada de países como Singapur, Nueva Zelanda, Australia o Suiza, que ocupan las primeras posiciones.

El ILE considera cuatro grandes categorías: el imperio de la ley, el tamaño del Estado, la eficiencia regulatoria y la apertura de los mercados, que a su vez, cada una está compuesta por tres variables de referencia, de modo que el ILE se construye sobre la base de los resultados que arrojan doce indicadores, que ponderan por igual para la determinación final del índice. Analizando todas, nuestro país sólo se sitúa en tres de ellas por encima de la media de la OCDE. Por el contrario, destaca especialmente la baja puntuación relativa en materias como la salud fiscal, la libertad de empresa y la flexibilidad laboral. En lo referente a la libertad de empresa, España se sitúa en la posición 78 del ranking mundial, ocupando la posición 32 dentro de la OCDE y la 21 dentro de la UE, un 14% por debajo de la media de la OCDE y un 9,5% inferior a la media de la UE. Además, sus resultados son un 26% inferiores al promedio de las cinco mejor clasificadas, en este aspecto, dentro de la OCDE.

Estos malos resultados son preocupantes, ya que dicha libertad de empresa, junto con la iniciativa privada, son elementos claves para la generación de riqueza y empleo en las sociedades. Resulta especialmente decepcionante el abrupto descenso que se ha producido en la libertad de empresa en nuestro país, con un retroceso de hasta quince puntos en la última década, situándonos como la sexta economía desarrollada con más trabas. Además, se ha visto que hay una notable relación entre libertad de empresa y mayor competitividad de las regiones y de los países, y que la mayor libertad de empresa favorece una mayor flexibilidad y capacidad adaptativa de los agentes económicos, lo que se traduce en menores tasas de desempleo y en menores niveles de economía sumergida.

La crisis derivada de la pandemia de la covid-19 ha supuesto un shock de oferta y de demanda al mismo tiempo, a nivel global, con un fuerte impacto en la actividad económica y el empleo, y efectos perniciosos sobre el tejido productivo. No obstante, se observan comportamientos diferenciales atendiendo al grado de libertad económica de los países. Dentro de la OCDE, los países con mayor libertad económica han presentado una contracción media del PIB del 4,1%, frente a retrocesos del 7,5%, en media, en los países con libertad económica moderada o baja.

Analizando las crisis pasadas, se pone de manifiesto que la mayor libertad económica está asociada a menor profundidad de la caída y a menor tiempo de recuperación tras la crisis. Por ello, y dada la notable relación existente entre libertad económica y libertad de empresa con variables como la mayor competitividad, el mayor crecimiento del PIB, la mayor renta per cápita, la menor economía sumergida o menores tasas de paro, entre otras, es fundamental apostar por un marco regulatorio que favorezca esta libertad económica y de empresa como el mejor camino para impulsar una más rápida y mejor recuperación.

En este sentido, también se destaca la relación entre libertad de empresa, la propiedad privada y la libre competencia, que, junto con una regulación clara y previsible, son elementos fundamentales para el dinamismo de la economía, ya que favorecen la atracción de la inversión y generan confianza en los agentes. Por ello, se incide en que la libertad de empresa es un derecho fundamental, y que, aunque está sujeto al interés general, también el poder de intervención público debe respetar el principio de proporcionalidad.

Para impulsar la libre competencia y la libertad de empresa se aboga por la declaración responsable para facilitar el inicio de las actividades, como ejemplo de técnica menos invasiva al derecho de libre empresa, limitando la necesidad de autorización a los casos en que la actividad sea susceptible de causar perjuicio.

Hay que evitar la imprevisibilidad y la inseguridad jurídica, ya que son factores del riesgo regulatorio, que perjudica la eficiencia de los sectores, afectando a empresas y usuarios. Además, resulta especialmente negativa para las inversiones, principalmente en el caso de las inversiones internacionales, a través del riesgo país que generan. En este sentido, los principales principios básicos que debieran aplicarse a toda regulación son los siguientes: estabilidad, predictibilidad y seguridad jurídica; simplicidad y trasparencia; accesibilidad y participación en el proceso regulatorio; consistencia y credibilidad; y eficacia, orientación, proporcionalidad y justificación de las propuestas normativas.

Una de las amenazas a la libertad de empresa que está suscitando una mayor oposición a nivel internacional son las propuestas de empaquetado neutro que han establecido países como Australia o Francia de manera obligatoria para el sector del tabaco. En este contexto, resulta obligado y oportuno advertir de los múltiples riesgos que supone el empaquetado neutro para la libertad de empresa. Afecta a la función de las marcas, que es identificar y diferenciar los productos. Además, perjudica la libre competencia, dificultando las elecciones de los usuarios y obstaculizando la garantía de la procedencia y calidad de los productos, al tiempo que quebranta el derecho de propiedad. Además, como consecuencia ante la homogeneización del producto, la única vía para competir pasa a ser la disminución del precio. Otro problema que surge de la falta de diferenciación del producto es que podría favorecer el comercio ilegal, la economía sumergida, la falsificación y el contrabando, es decir, se crearía un marco propicio para las actividades fraudulentas.

Conclusiones

Hay que incidir en que se han puesto de manifiesto claramente las relaciones positivas entre libertad económica y libertad de empresa con el mejor comportamiento de las economías, en cuanto a crecimiento, PIB per cápita, menor desempleo, menor economía sumergida, mayor competitividad, así como con otras variables como el índice de desarrollo económico, el emprendimiento, la innovación o la preocupación medioambiental. Además, también se ha visto que en las economías con mayor libertad de empresa y económica, en general, las crisis son menos intensas y la recuperación de las mismas es más rápida.

Por todo ello, en el momento actual es de vital importancia apostar por entornos reguladores que favorezcan esta mayor libertad económica y empresarial, en la que España se encuentra en posiciones rezagadas al compararla frente a otras economías avanzadas, especialmente en cuanto a libertad de empresa se refiere. La libertad de empresa, la propiedad privada y la libre competencia, junto con regulaciones claras y previsibles, son fundamentales para potenciar la inversión y generar confianza en los agentes económicos. En este sentido, la apuesta por la declaración responsable, como técnica menos invasiva al derecho de libre empresa, sería un factor positivo que podría ayudar a dinamizar la economía y hacerla más competitiva.