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13/12/2016

El IEE presenta el informe de Coyuntura Económica ‘Es apremiante mantener el rigor en las políticas económicas’

Noticias del IEE
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  • Las últimas medidas sociales y fiscales aprobadas el 2 de diciembre van en la dirección equivocada.

  • La subida del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) aumentará el paro estructural e impactará negativamente sobre la competitividad empresarial.

  • Se debe seguir con la consolidación presupuestaria y las reformas estructurales.

  • La recuperación económica puede verse afectada por el auge del proteccionismo.

  Madrid, 13 de diciembre de 2016. El Instituto de Estudios Económicos ha presentado su informe de Coyuntura Económica, número 65, elaborado a partir de las conclusiones obtenidas tras la reunión celebrada con destacados economistas el pasado 15 de noviembre. En el acto ha intervenido José Luis Feito, Presidente del IEE, para analizar la evolución económica en el informe titulado “Es apremiante mantener el rigor en las políticas económicas”. Las recientes reformas adoptadas en el Consejo de Ministros del pasado 2 de diciembre en materias fiscal y social (subida del SMI, de los costes laborales con el incremento de las bases mínima y máxima de cotización, y el aumento del tipo efectivo del Impuesto sobre Sociedades) afectarán negativamente a la inversión empresarial, a la creación de empleo y a la tasa de desempleo estructural en España. Es por ello, por lo que desde el IEE se pone de manifiesto que estas medidas van en la dirección equivocada. En materia social, la subida del SMI supondrá un incremento de los costes laborales que tendrá un impacto negativo sobre la competitividad empresarial y el desempleo, dificultando el acceso al mercado de trabajo de los colectivos más vulnerables: los parados con menor nivel de formación. El crecimiento del PIB en 2016 alcanzará el 3,2%, muy por encima de las previsiones de hace un año. De cara a 2017, se ha despejado una de las incertidumbres que condicionaban las perspectivas macroeconómicas, que es la orientación política del Gobierno, aunque se espera un crecimiento inferior al de 2016, debido a que la demanda nacional no gozará del impulso de los factores extraordinarios que han actuado en los últimos dos años. La previsión de crecimiento del PIB se sitúa en el 2,3%, con una ralentización del consumo y de la inversión y, al mismo tiempo, un empeoramiento de la aportación del sector exterior. Se espera que se creen algo más de 300.000 puestos de trabajo y que la tasa de paro media anual se sitúe en el 18%. En cuanto a la evolución de los precios al consumo, la tasa media anual de 2016 será ligeramente negativa (-0,2%), pero para 2017 se prevé un ascenso significativo hasta el 1,5%. El crecimiento de la economía española, por tercer año consecutivo, tiene unas características que, a diferencia de lo sucedido en expansiones anteriores, lo hacen más sostenible. Sin embargo, existe una serie de retos que se deben abordar en esta legislatura para que nuestro crecimiento potencial no se vea mermado. Es imprescindible seguir comprometidos con el proceso de consolidación presupuestaria, sobre todo mediante la reducción de aquellas partidas de gasto no financiero improductivas y por la mejora de la eficiencia del sector público. Para combatir el desempleo de larga duración, que es uno de los mayores problemas que tiene nuestro país, es improrrogable modernizar nuestras políticas activas de empleo y de formación, con el objetivo de incrementar la empleabilidad de la mano de obra. Esto es especialmente necesario después de la brusca subida del salario mínimo. Es imprescindible continuar la recuperación económica priorizando las políticas de oferta. Las reformas estructurales son una poderosa herramienta para aumentar el potencial de crecimiento y la competitividad. Se deben seguir abordando medidas adicionales en el sistema público de pensiones que persigan un triple objetivo: aumentar la proporcionalidad del sistema entre las contribuciones efectuadas durante la vida laboral y las pensiones percibidas; elevar la edad de jubilación; y, por último, incentivar la compatibilidad entre el cobro de la pensión y el alargamiento de la vida laboral. Otro de los retos de mayor calado al que se enfrentan tanto las economías avanzadas como las emergentes en los próximos años, para aumentar su crecimiento potencial y, consecuentemente, el bienestar de sus ciudadanos, consiste en liberalizar al máximo el comercio exterior. En el plano internacional se han producido dos hechos que podrían afectar al comercio internacional y a la recuperación económica: la salida del Reino Unido de la UE y el triunfo de Trump. Son dos manifestaciones del auge que han experimentado en los últimos tiempos los planteamientos antiglobalizadores en los países desarrollados, lo que acrecienta el temor a que el péndulo de la historia oscile de nuevo hacia el proteccionismo. Una baja productividad puede acarrear costes elevados a largo plazo, puesto que reduce el crecimiento potencial de una economía. En este sentido, se viene observando una moderación de la productividad laboral en las economías avanzadas, en general, y en los países de la eurozona, en particular. Este aspecto es fundamental, puesto que, sin crecimientos sostenidos de la productividad laboral, no habrá suficientes recursos para asegurar la sostenibilidad del bienestar de la sociedad y del medio ambiente. La productividad tiene que convertirse en el determinante clave de la competitividad. Para ello, las únicas medidas efectivas son promover e intensificar las reformas estructurales que alienten la digitalización de la economía y las políticas educativas y de formación de los trabajadores.