IEE en los medios
[highlight style="light"]Artículo publicado por Joaquín Trigo, Director General del IEE, el 9 de septiembre en El Mundo [/highlight]
La trayectoria de Portugal desde que, abrumado por sus cuentas, pidió ser rescatado por la Unión Europea, casi al mismo tiempo que Irlanda y Grecia, ha sido destacable, ya que desde ese momento su comportamiento se ajustó a lo que le exigió.
En primer lugar, asumió que había gastado en exceso y con mala orientación. Y aceptó la reducción de gastos, así como la exigencia de tener que vender posesiones públicas (patrimonio), el ajuste en los impuestos (subidas) y un largo etcétera directamente por los técnicos comunitarios.
El esfuerzo ha sido importante. Incluso, ha tenido que vender por ejemplo, edificios en el peor momento del mercado, también para los foráneos, ya que las expectativas de rentabilidad eran muy a la larga. Y, por si fuera poco, la recuperación de la actividad, y el empleo eran, por decirlo suavemente, incierta.
En este clima, la paciencia y capacidad de sufrimiento de los portugueses pudo con los que los tocó. Sin embargo, ahora, con los nuevos vencimientos, se aprecia que el avance era inferior al realmente al esperado y aparecen nuevas exigencias. Entre ellas, destaca el aumento del 7% de las cuotas laborales a la Seguridad Social de los trabajadores y la reducción del 5,75% de la parte empresarial.
El buen humor portugués resalta que, todo lo que se genera, sale del trabajo de los empleados, y que todo lo que se paga, proviene de lo que obtienen de las empresas. En este sentido, se supone que el descenso en las cuotas que deben abonar los empresarios ayudaría a aumentar el empleo. Pero, la realidad es que ese pretendido aumento de las cuotas pude reducir en este momento la capacidad de pago de los consumidores y, por tanto, también las ventas.
Este temor de que se reduzcan las ventas se apoya en un precedente cercano. El sueldo neto medio en Portugal se ha reducido en un 9,5% desde junio de 2010 hasta ese mismo mes de 2012.
Por tanto, abaratas los costes laborales (salarios, cotizaciones, complementos…) efectivamente podría ayudar a la contratación. Pero, sin una demanda solvente, es irrelevante. No hay que olvidar que la reducción de costes es un logro de la competitividad para aumentar las exportaciones y reducir para aumentar las exportaciones y reducir las importaciones. Pero, ya se dice que, el desvío hacia Portugal de parte de la producción de Zara en Asia, aportaría más que estas medidas.
Lo que más ayudaría a este país, como también a España, es la reducción de gastos públicos en actividades no productivas, así como la mejora de la calidad y eficiencia de las Administraciones.
Por ejemplo, en Alemania, los gastos públicos están muy repartidos entre todas las administraciones. En España, están demasiado repartidos (la Administración Central solo dispone del 30% del gasto total). Y, en Portugal, está muy concentrado (la Central gestiona el 80% de los pagos públicos). La experiencia española y portuguesa son malas prácticas. Alemanio ha conseguido, con el doble de población que España, tener la mitad de entres que por ejemplo disponen nuestras CCAA, y la mitad de ayuntamientos. Hace falta instituciones más eficaces y normas más cercanas a las personas que generen menos disputas.