IEE en los medios
[highlight style="light"]Artículo de opinión de Joaquín Trigo, Director General del IEE [/highlight]
El miércoles 6, el BBVA informó que la economía española conseguiría un leve crecimiento en el tercer trimestre del año, que continuaría a lo largo de 2014. El BBVA y sus equipos son ponderados y precisan que en 2013 la tasa de paro continuará y en 2014 llegará al 25,4 por ciento. El mismo día se supo que, en lo que va de año, se declararon en concurso de acreedores 6.156 sociedades, según informa D&B, del grupo Cesce o, según el Instituto Nacional de Estadística, fueron 5.069; en ambos casos, es mucho. Un tercer dato indica que 60.000 personas han perdido la prestación por haber rechazado ofertas de empleo u otras razones, lo que supone un aumento del 14,8 por ciento sobre 2012 y ha evitado al Estado la pérdida de 119 millones más que el año pasado. Por su parte, el CIS acaba de publicar que la confianza de los españoles ha subido un 1,5 por ciento en julio respecto a igual mes del año pasado, elevando el nivel hasta el 63,3 por ciento, el doble que en 2012. Situaciones son propias de los cambios de signo en la economía.
Día tras día, en los mercados financieros se aprecien mejorase n la rentabilidad de los bonos españoles. El lunes 5 de agosto la rentabilidad del bono español a diez años y la del bono a 2 años bajaban un punto. El miércoles 7 de agosto, la rentabilidad del bono a 10 años bajó un punto y el resto de productos se mantiene ... y van varios meses con esa pauta, que indica que los productos financieros emitidos por el Reino de España son bien considerados. La diferencia respecto a la primera apelación a la UE es inmensa, lo que se recibió tenía un coste enorme y debe pagarse, lo que debe el Gobierno, las comunidades, los ayuntamientos y otros entes, amén de las empresas públicas. Mientras esa deuda no se reduzca drásticamente será caro y difícil obtener financiación, con lo que la sangría de empresas se mantendrá sin posibilidad de que haya posibilidad de que alguien las rescate, simplemente por carencia de financiación. El 7 de agosto el Consejo de Política Fiscal y Financiera aprobó los objetivos de déficit y deuda de las autonomías para el periodo 2014-2016. El esfuerzo a realizar es un paso importante. Se fija un objetivo de déficit del 1 por ciento para 2014, del 0,7 por ciento en 2015 y del 0,2 por ciento para 2016 a cada una de las comunidades. Una vía para conseguirlo es la eliminación de 734 entidades de las que 515 están comprometidas para antes de finalizar 2013.
A buena parte de la ciudadanía que reciba la información de lo expuesto, le parecerá bien, incluso aplaudirá el logro, pero le también querría más, de un lado, porque sigue habiendo deuda pública que absorbe parte del crédito escaso, y, de otro, porque por debajo de las CCAA están los ayuntamientos, las empresas compartidas y otras entidades que están pugnando por la financiación. Sobre eso se sabe menos, pero es obvio que existe y que se cuestiona. Estas empresas públicas (no todas) viven gracias a que trabajan para entes públicos, como cuando una diputación gestiona la recogida de basuras y las tasas por eso, por las de la limpieza de aceras y parques. Otras tienen privilegios de otra índole y tienen casinos, ganado y empresas de cualquier tipo sin que tengan obligaciones (excepto cuando hay riesgo de pérdida y se asume el mantenimiento hasta encontrar comprador).
El esfuerzo hecho para asumir las obligaciones ha tenido resultados. Uno es el aumento de los ingresos generados por las exportaciones, que han superado los pagos por las importaciones, que normalmente han sido superiores a las ventas. Esto indica que las empresas se han movido buscando mercados, han ajustado precios y calidades y, así, las que lo han hecho sobreviven. La confianza en que esa orientación es sostenible lleva a pensar que las políticas de oferta son cruciales para salir de la crisis. Otra evidencia viene de parte de The Wall Street Journal que toma nota, no sólo del aumento de las exportaciones, sino también de que los precios de la viviendas e van conteniendo, las ventas de coches dejan de reducirse, la productividad mejora, la banca se recapitaliza etc.
Sin embargo, el FMI sugirió reducir el 10 por ciento los sueldos, si las empresas se comprometen a crear nuevos. Seguidamente, Olli Rehn, en su blog, reconoce que la información indica que hay mejoría, pero conviene esa reducción. Ambos lados omiten que la subida de impuestos tiene un impacto similar, y los cambios en la normativa laboral y la reducción del absentismo tienen efectos en la misma dirección. La salida está en ajustar las Administraciones en número, coste y eficiencia para que bajen impuestos y aumente la capacidad de compra interior.