IEE en los medios
Artículo de opinión de Almudena Semur, Coordinadora del Servicio de Estudios del IEE, en el diario La Opinión de Murcia, el 29 de octubre de 2017
La industria española evolucionó razonablemente bien hasta la segunda mitad de los años 90. A principios del siglo XXI, la presión competitiva ejercida por China, así como la segmentación de la producción a escala internacional, hicieron que se ralentizara el ritmo de producción, no solo en nuestro país sino también en el resto de economías europeas. Con la llegada de la Gran Recesión se puso en evidencia la transcendencia del papel de la industria como generador de crecimiento y de empleo, demostrando que aquellos países con mayor peso de la industria en el Producto Interior Bruto fueron más resistentes al ciclo económico adverso.
Ahora que nos encontramos en una etapa expansiva del ciclo económico, se hace más necesario que nunca apuntalar a nuestra industria, que a cierre de 2015 tenía un peso en el PIB español del 16,4%, lo que supone que tras tocar fondo, había recuperado peso al pasar a los mismos niveles que en 2007. El objetivo europeo es que la industria española suponga un 20% del PIB en 2020, un objetivo ambicioso que necesariamente pasa por fortalecer la industria que ya tenemos mediante progresos en la eficiencia productiva; avance, que, irremediablemente, va unido a un mayor esfuerzo tecnológico. No en vano, las nuevas tecnologías desempeñan un papel cada vez más importante a la hora de determinar la capacidad de competir a escala mundial. Como también resulta necesario aumentar la dimensión empresarial de nuestro tejido empresarial. El reducido tamaño no sólo trae consigo una menor resistencia a los ciclos adversos, sino que implica una menor capacidad inversora en ámbitos como el I+D, una peor dotación del capital humano, además de crear dificultades para acometer proyectos de internacionalización y financiación.
Será especialmente importante que nuestro tejido empresarial se anticipe a los cambios y aproveche las ventajas y oportunidades que ofrece la transformación digital. Es imprescindible, por un lado, que a escala europea se articule de manera ágil y eficaz al Mercado Unico Digital, y que, por otro lado, se genere un entorno legislativo estable que aporte seguridad jurídica, facilite la inversión y elimine las barreras que supone el exceso de regulación.
En definitiva, la superación de nuestras carencias hace indispensable un esfuerzo compartido entre la empresa, los trabajadores y los poderes públicos con el objetivo de fortalecer la industria. Pero estas carencias será difícil de eliminarlas, si no somos capaces de dotar al capital humano de la debida formación.