Los populismos marxista e independentista: raíces y mecanismos de propagación comunes
Documento de trabajo realizado por José Luis Feito, Presidente del IEE. Desde el punto de vista económico, el populismo de cualquier tipo se caracteriza esencialmente por prometer a los ciudadanos, no a todos, sólo “al pueblo” o “a los nuestros”, mejoras inmediatas y sustanciales de su bienestar sin esfuerzo alguno para ellos. Mejoras que según los populistas se materializarían inmediatamente una vez que consiguieran los votos necesarios para aplicar su programa de gobierno, y que serían tanto mayores cuanto mayor fuera el poder que le otorgaran los ciudadanos. Desde el punto de vista político, su objetivo, como el de cualquier otro partido, es adueñarse del poder, pero, a diferencia de los otros, con la intención de cambiar las reglas del juego para ejercerlo totalitariamente e indefinidamente. Las características de los partidos populistas que en los últimos años han alcanzado un notable protagonismo político en el mundo desarrollado difieren según los países. En España destacan de manera especial, por una parte, el nacionalismo y el independentismo catalán (nunca ha habido diferencias de fondo, sólo de tácticas, en los objetivos de estos movimientos) y, por otra, las corrientes marxistas englobadas en Podemos (tampoco hay diferencias de fondo entre las diferentes corrientes de este movimiento). Estos partidos están intentando denodadamente aprovechar la oportunidad histórica brindada por la crisis para, cabalgando a lomos del populismo más descarnado, conseguir la secesión, en un caso, y la sustitución de nuestro ordenamiento político por un régimen totalitario, en el otro. El objeto principal de este artículo es mostrar las raíces económicas comunes y el también común mecanismo de propagación que han catapultado el apoyo de buena parte de la ciudadanía a los populismos independentista y marxista en nuestro país.