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04/01/2016

La incertidumbre nunca fue buena

IEE en los medios
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Artículo de opinión de Almudena Semur, Coordinadora del Servicio de Estudios del IEE, en el diario La Razón, el 3 de enero de 2016

Es relativamente pronto para alarmarnos; la calma chicha imperará en estos días navideños hasta el arranque de la cuesta de enero. Será entonces cuando el incierto escenario político comience a azotarnos un día sí y otro también dejándonos buenas dosis de incertidumbre. En lo que a nuestra economía se refiere, esta podrá aguantar el embate por unos meses pero no mucho más. Afortunadamente, tenemos unos Presupuestos aprobados que servirán de anclaje en este 2016 tan incierto, y unas previsiones de crecimiento en torno al 2,7%, es decir, los vientos de cola todavía soplarán a nuestro favor (bajada del precio del petróleo, disminución de los costes de financiación) pero no mucho más allá de 2016. Nada es eterno. Tarde o temprano notaremos los efectos de la ralentización del crecimiento de China y de gran parte de los países emergentes, así como el cambio de rumbo de la política monetaria en Estados Unidos, con el consiguiente ascenso de los tipos de interés y del tipo de cambio del dólar. La adaptación de los mercados a este novedoso escenario puede generar situaciones de tensión y provocar resultados imprevistos. Por otra parte, los riesgos que entraña la política de expansión cuantitativa del Banco Central Europeo ponen en tela de juicio la decisión de ampliarla, más aún cuando el peligro de deflación, que es el argumento que la autoridad monetaria esgrime para su justificación, es inexistente. Nuestro país, a pesar de cerrar el año con un crecimiento sólido y vigoroso, en torno al 3,3% según nuestras previsiones, todavía es muy vulnerable. El elevado nivel de endeudamiento público y la deuda exterior provocan que nuestra economía siga siendo muy frágil ante cualquier cambio de política económica que pueda generar dudas con respecto a la sostenibilidad de las finanzas públicas. En este sentido, las nuevas formaciones políticas tendrán que ser muy conscientes de que será necesario continuar con el proceso de consolidación fiscal, así como con las reformas estructurales iniciadas con el fin de blindar nuestro crecimiento, pues deshacer el camino recorrido lo debilitaría. La incertidumbre no es buena para nuestra economía y, por ende, para nuestro país. Es mucho lo que nos jugamos y bajo ningún concepto podemos perder la confianza de los mercados que tanto nos costó ganar. Las probabilidades que se presentarán para la formación de Gobierno serán muchas, pero será bueno tener en cuenta la siguiente máxima: las alternativas incompatibles son paralizantes e irremediablemente nos llevan a esa ciénaga tan dolorosa a la que no deberíamos volver nunca jamás