IEE en los medios
[highlight style="light"] Artículo publicado por Almudena Semur, coordinadora del Servicio de Estudios, el 7 de septiembre en Expansión[/highlight]
Para saber cómo estamos, de dónde venimos, hacía donde vamos, y dicho sea de paso establecer comparaciones con nuestro vecinos de la Unión Europea, no hay nada mejor que la riqueza de las cifras, viniendo como anillo al dedo el libro “Reformas o declive” de Juan Rosell, lectura recomendable para todos aquellos que quieran una España reformada y preparada para el crecimiento.
Cómo virtuoso del manejo de los datos se lamenta el autor de la falta de análisis serios y documentados que expliquen la verdad con mayúsculas de lo ocurrido. Le sale el empresario que lleva dentro cuando nos recuerda que la gestión pública nació con el objeto de evitar la instrumentación de la propia Administración por parte de la política, o cuando reclama la falta de evaluación de las políticas públicas. Y es que casi hay que remontarse a los orígenes del Estado del Bienestar. Por no hablar del autentico escándalo que supone que de las 9.839 entidades del sector público español, solo un 24% haya presentado sus cuentas dentro del plazo legal, o que los informes de fiscalización de las cuentas de las Autonomías se presenten seis años mas tarde. Sin lugar a duda es necesaria una restructuración de la Administración en todos los sentidos que retome los criterios de competitividad en la misma y que aborde temas tan espinosos como pueden ser el hecho de que la Administración no abra por la tarde, el espinoso asunto de las incompatibilidades, o la externalización de determinados servicios públicos.
A la hora de legislar no hay quien nos gane. Solo en el año 2011, se aprobaron en nuestro país 13.157 normas, tanto a nivel estatal como autonómico y local, lo que lógicamente lleva a innumerables conflictos competenciales, y duplicidades que repercuten en un aumento de costes para las empresas. Tiene toda la razón cuando reclama a las Administraciones Públicas que legislen menos y mejor con el fin de evitar la paralización empresarial de nuestras empresas y por ende de nuestro país.
La principal sombra de nuestra economía, el paro, sus cifras, o como generar empleo, también son objeto de análisis. Comienza cuestionando las grandes divergencias que se dan entre los datos de paro publicados por la EPAy los publicados por el Ministerio de Empleo y Seguridad Social. El hachazo de los datos vuelve a ser implacable cuando uno contempla la tabla construida a tal efecto y ve que las diferencias arrancan al menos desde el año 2002. Sin ir más lejos, la oscilación en el año 2012 ascendía a 1.116.677. Y es que ni en lo que se considera un parado nos ponemos de acuerdo en este país.
Gran conocedor de la economía Alemana y de las reformas del mercado de trabajo llevadas a cabo en los duros momentos de recesión, nos demuestra como éstas han favorecido el mantenimiento del empleo en vez de la creación de empleo. Sin embargo en nuestro país al tener menor flexibilidad laboral, se hizo todo lo contrario realizándose mayoritariamente el ajuste en términos de número de personas, y no en función del número de horas trabajadas, siendo esta una de las causas del gran azote sufrido en nuestra tasa de paro. Los datos que nos muestra, hablan por si solos. En el año 2008 nos enfrentábamos a una tasa del 11,3%, que ascendió al 18% en el 2009. Mientras que para nuestros vecinos europeos, la tasa se incrementó en menor medida, pasando de un 7,5% hasta un 7,8% en Alemania; del 7,8% al 9,5% en Francia; o del 6,7 al 7,8% en Italia.
Aboga por una mayor flexibilidad en la contratación reclamando menos tipos de contratos: “No hay ningún empresario en este país que conozca todas las modalidades de contratación, ni su nombre, ni menos aun sus características. Parece que ahora el Gobierno le ha dado la razón al anunciar que se reducirán a 5 los 41 tipos de contratos existentes.
El análisis de la crisis internacional, la crisis de la Unión Europea, el déficit público unido al exceso y despilfarro de años atrás en el que el gasto todo lo imperaba, son también objeto de análisis en el libro. Por eso no queda otro remedio que cambiar las cosas con urgencia. De ahí que el autor proponga una serie de reformas en todos los niveles de la Administración Pública (estatal, autonómica y local), cómo en otros ámbitos que afectan a nuestra economía y que imposibilitan el crecimiento. Ya sea en el ámbito laboral, educativo, así como en el de la justicia.
La refundación de las Patronales y los Sindicatos, la apuesta por el I+D+i, la Industria y el Sector Exterior, son otros de los asuntos que también son analizados con detenimiento por parte del autor. En definitiva, estas líneas son sólo un mero apunte. Pasen, lean y vayan mentalizándose. Si no hay reformas, vendrá el declive.