Artículo de opinión firmado por el Director general del IEE, Gregorio Izquierdo, junto con el economista Nicolás Vicente, publicado el 8 de diciembre en el diario La Razón
Con el cambio de liderazgo de las principales instituciones europeas, asistimos en la actualidad al inicio de un nuevo ciclo político en la Unión Europea. Por desgracia, mudar el liderazgo institucional no es sinónimo de hacer desaparecer los desafíos que protagonizaron la etapa pretérita, que siguen de plena vigencia, pero sí brinda una oportunidad para afrontarlos de una manera renovada y decidida. El ciclo económico en Europa ofrece síntomas de madurez, por lo que resulta relevante resolver las fallas de las que nuestra Unión Económica y Monetaria adolece, puesto que estas tienden a agudizarse en momentos de deterioro de la actividad. La Unión Bancaria ha avanzado de manera notable en sus dos primeros pilares, el de supervisión y el de resolución, y muy poco en el tercero, en el sistema de garantía de depósitos común.
Existen una serie de desafíos que trascienden el plano económico, pues su influencia se extiende de modo transversal en los principales ámbitos de actuación de la sociedad europea. Por el lado de la revolución digital, Europa debe enfocar sus esfuerzos en no quedarse atrás y converger con los ejes pacífico y atlántico, que son los que están liderando está transformación, cuyos retos más destacados giran entorno a la inteligencia artificial, la computación cuántica y la tecnología 5G. Una mayor inversión en investigación y desarrollo, que nos equipare con las grandes potencias, es clave en el logro de este objetivo. Además, en el ámbito medioambiental, es fundamental que todas las transformaciones ligadas a la sostenibilidad y el cambio climático se vayan abordando sin menoscabar la competitividad empresarial, que es la que en última instancia permite asegurar la prosperidad, la generación de riqueza y el bienestar de la región, lo que sin duda tiene también sus frutos en términos de cohesión.